Las drogas de diseño son sustancias sintetizadas en laboratorios a partir de sustancias químicas con el fin de producir efectos similares o más potentes que las drogas clásicas. Generalmente se tratan de compuestos de anfetaminas a los que se le añade un componente alucinógeno (Lacruz y Gil, 2009). La más conocida es la 3,4-metilenodioximetanfetamina (MDMA), comúnmente llamada éxtasis (Colado, 2008). Se administra en forma de pastilla y se metaboliza en el hígado. Sus efectos aparecen entre 20-60 minutos después de la toma de la dosis y se mantienen durante 3-5 horas (Colado, 2008).
Las drogas de diseño provocan taquicardias, arritmias, hipertensión, sequedad en la boca, bruxismo, sudoración, temblores y aumento de la temperatura corporal. Pueden llevar a hemorragias, infartos cerebrales o insuficientes hepáticas (Lacruz y Gil, 2009).
Sus efectos psicológicos son aumento de sociabilidad, empatía, euforia, sensación de mayor autoestima, desinhibición, confusión y aumento del deseo sexual. El consumo de estas drogas se relaciona con el desarrollo de crisis de ansiedad, ataques de pánico, trastornos depresivos y psicóticos (Lacruz y Gil, 2009).
Es importante educar y sensibilizar sobre las consecuencias del consumo de este tipo de drogas por su gran neurotoxicidad. En estudios con ratas y primates, se ha visto como tras una única dosis se produce una degeneración selectiva de terminales nerviosos serotoninérgicos (Colado, 2008). Por tanto, puede observase como su uso recreativo no es inocuo. De hecho, el 60% de los estudiantes de entre 14-18 años que han consumido de manera ocasional éxtasis, presentan insomnio, irritabilidad, problemas económicos, problemas interpersonales y depresión (Colado, 2008). Además, puede ocurrir que se produzca una reacción aguda en su consumo ocasional teniendo que acudir al servicio de urgencias hospitalarias (Colado, 2008).
Al igual que en el consumo de las anteriores drogas, gran parte de los/as consumidores/as de drogas de diseño son policonsumidores, aumentando el riesgo para la salud física y psicológica de la persona (Colado, 2008). Con todo ello, debe prevenirse el uso recreativo de este tipo de droga con el fin de evitar todos los daños comentados. Su prevención evitará también el consumo habitual, el cual agrava aún más la salud de el/la consumidor/a.
Referencias
Colado, M. I. (2008). Éxtasis (MDMA) y drogas de diseño: estructura, farmacología, mecanismos de acción y efectos en el ser humano. Trastornos adictivos, 10(3), 175-182. https://doi.org/10.1016/S1575-0973(08)76364-5
Gil-Lacruz, M., y Gil-Lacruz, A. I. (2009). Consumo de drogas de diseño entre los adolescentes españoles: Determinantes demográficos y psicosociales. Persona, 12, 137-152.